¿Puedo acogerme a la Ley de la segunda oportunidad?

La Ley de la segunda oportunidad nace como respuesta al problema que se plantea cuando una persona física acumula una gran cantidad de deudas y no puede hacerle frente. Pueden acogerse particulares y también autónomos, pero nunca empresas. 

Para poder beneficiarse de esta Ley hay que cumplir con una serie de requisitos. Uno de los más importantes es que el cúmulo de deudas no haya sido de mala fe. Tiene que quedar demostrado que la persona, en primer lugar, no es responsable de su insolvencia. Es decir, no ha acumulado las deudas con el propósito de acogerse a este beneficio.

También tiene que probar que ha hecho todo lo que estaba en sus manos para pagar, como tratar de renegociar la deuda reunificando todo lo que debe y alargando los pagos para poder pagar cuotas más ajustadas o llegando a cualquier otro acuerdo que le permitiera hacer frente a sus obligaciones.

Quién desea acogerse a esta Ley también debe de demostrar que en los últimos cuatro años no ha rechazado trabajos adecuados para él o ella, que pudieran haberle ayudado a pagar sus deudas. Y que tampoco ha cometido delitos de carácter económico ni posee patrimonio suficiente para hacer frente a los pagos.

Otro requisito importante es que no se haya acogido en los últimos diez años a esta Ley. Cumpliendo todo lo anteriormente comentado, estaríamos probando la buena fe del deudor y estaríamos ante un posible candidato a acogerse a esta Ley de la segunda oportunidad.

Realizar todo el proceso puede ser un poco farragoso para quienes no tienen experiencia con gestiones y papeleos legales y por eso muchas personas optan por ponerse en manos de Abogados experto ley de la segunda oportunidad en vigo para que les ayuden a poder comenzar de nuevo tras verse en una situación de sobreendeudamiento.

Es importante señalar que esta Ley no está pensada para que la persona se desentienda de sus deudas, sino para dar una segunda oportunidad a aquellos que se ven en una situación muy desesperada y que han intentado arreglar todo esto por todas las maneras a su alcance. Es pues, la última opción. Y no en todos los casos la persona acaba sin deudas, ya que antes de que esto suceda, se intenta llegar a acuerdos para que el deudor pueda hacer frente a sus pagos de una manera segura.