¿Te imaginas ir al dentista a realizarte cualquier tipo de tratamiento y que el profesional, por una mala praxis, te rompa una pieza? A veces, por no haber realizado una placa previamente, puede romperse la raíz de una muela al extraer la muela de al lado, algo que es un riesgo frecuente cuando se trata de muelas del juicio que suelen nacer torcidas o incluso totalmente inclinadas. Por ese motivo, para extraerlas hay que acudir a un cirujano. Pero si tu dentista, por el motivo que sea comete una negligencia y eso hace que pierdas otra pieza, ¿puedes hacer algo para que te lo compense?
Lo cierto es que sí. Los dentistas, como cualquier otro profesional, son responsables de sus acciones y si cometen una negligencia tienen obligación de indemnizar a su cliente. Muchos no lo discuten y recurren a su seguro para abonar una cantidad que suele estar establecida. Pero en otros casos, pueden tratar de escurrir el bulto para evitar recargos futuros en su póliza de responsabilidad civil o para evitar ver su nombre unido a una indemnización por negligencia.
Si es el caso, nos queda la opción de recurrir a un abogado experto en temas de indemnización por negligencia dental en Vigo que nos indicará qué pasos debemos de seguir. La indemnización tiene que ser suficiente para reparar el daño en lo posible, generalmente con un implante dental y que cubra también el tratamiento que se haya tenido que realizar, por ejemplo la extracción de la pieza en otra clínica así como los daños morales que haya causado.
Hay casos en los que los daños pueden ser graves y permanentes, porque no se quedan en una simple pieza dental. Por ejemplo, cuando al realizar una extracción se daña un nervio que queda permanentemente sensible, lo que obliga a tomar un tratamiento de por vida o a realizar una intervención para mejorar. En estos casos, la indemnización es mucho mayor que si se pierde una pieza dental o es necesario repararla.
También se puede reclamar porque un tratamiento no haya quedado como se prometió, aunque es muy importante para esto que haya un contrato en el que se especifique qué es lo que se va a hacer, ya que en ocasiones el éxito o fracaso de algunos tratamientos puede estar sujeto a la relatividad de quién lo examine.