La masificación turística no es un problema exclusivo de España. Al otro lado de La Raya también existe este fenómeno, y sus principales afectados son justamente los viajeros. Paradigmático es el déficit de parkings y los problemas de movilidad en general que aquejan al país vecino. Sin reservar aparcamiento Braga y otras ciudades lusas, moverse en coche es poco menos que una pesadilla.
De ahí la importancia de reservar con antelación no sólo el estacionamiento, sino también los varios hoteles, restaurantes, museos, etcétera, en especial para las familias numerosas o grupos de viajeros. Además, los mayores puntos de interés turístico en Portugal se sitúan en zonas céntricas, lo que dificulta aún más el acceso a estos servicios.
Reservar con semanas de anticipación es beneficioso a muchos niveles. Por un lado, el presupuesto disponible para la escapada se aliviará de gastos imprevistos, además de reducir las cargas previstas, ya que las agencias y operadores incentivan la reserva de servicios mediante ofertas y promociones que abaratan sensiblemente esta experiencia.
Además de economizar gastos, reservar de forma anticipada obliga a planificar el viaje a conciencia, sin dejar cabos sueltos. Aunque requiere un esfuerzo previo, la experiencia en Braga, Lisboa y otros destinos portugueses se disfruta más y mejor al prevenir los problemas de alojamiento, parking, etcétera, que son fuente de estrés y molestias en el extranjero.
Hacer turismo a la aventura es una pésima estrategia, por los múltiples problemas de disponibilidad que pueden presentarse en el destino. «Overbooking» es la palabra que ningún viajero desea escuchar, pero a la que se expone en aerolíneas y hoteles sin reservar con semanas o meses de antelación.
Disponer de margen de tiempo supone, además, que el interesado puede modificar o cancelar sus reservar sin afectar a sus planes, ni comprometer la agenda de la cadena hotelera, la compañía aérea y otros agentes comerciales.